Mientras la lucha en el congreso
por la aprobación de la eutanasia va por su segundo debate en plenaria, un
hombre murió en una sala de urgencias porque una EPS no dio la autorización
para que le realizaran una diálisis. Mientras unos se preocupan por legalizar
la muerte asistida, otros ni se preocupan por los que aún estamos vivos.
Y no digo que esté mal que se
trate el tema de la eutanasia en Colombia, porque la aprobación del proyecto
nos acercaría un poco más a los países desarrollados y pensantes, y nos sacaría
del foso de los países gobernados en buena parte por prejuicios católicos y
cristianos en los que el aborto en casos específicos y la eutanasia son
prácticas satánicas y lejanas de la palabra de dios. Lo que quiero decir es que
se pueden tener estas iniciativas sin olvidar a los que asisten a diario a las
salas de urgencias de Colombia. Los casos de los muertos esperando una atención
médica van en aumento, tal vez por los desfalcos a los dineros de las EPS y de
los hospitales; en Cali murió una niña de dos años, en Bogotá un hombre de 58
años y en Malambo, Atlántico, una joven de 14 años.
Y entonces yo me pregunto, en qué
puede estar pensando una de esas enfermeras que le dice a un paciente que no lo
pueden atender porque no tiene carnet, o porque no ha pagado una de las cuotas
de la EPS. ¿Qué pasa por su mente cuando ve que el paciente se cae al piso y
muere? País de inhumanos en el que vivimos. Y a diario ocurren muchos más
atropellos que no son denunciados, negación de tratamientos, de citas con
médicos especialistas, demoras en las autorizaciones. Y viene cierta gente a
defender a los doctores, a decir que no es culpa de ellos, pues sí es culpa de
ellos, porque ellos saben muy bien que mientras están en sus oficinas escuchando
Melodía Estéreo y pensando en qué gastar sus sueldos gigantescos, se están
muriendo las personas afuera que no tienen el carnet de la EPS o que no han
podido pagar.
¿Y es que la salud es un derecho
que se compra mensualmente? Como si por no pagar una cuota ya no se tuviera
derecho a recibir atención médica. ¡Si eso es un derecho inherente a la raza
humana! Cualquiera que tenga una urgencia médica debería ser tratado, sin
importar si es un habitante de la calle o un empresario. Además que por recetar
una inyección de un calmante y un antibiótico una clínica no se va a quedar
pobre, ni un doctor por regalar 5 minutos de su tiempo atendiendo, por ejemplo,
a un señor que lleva 15 años de diálisis ininterrumpida, pero que por una
autorización negada murió. Este país dista mucho de los países con mejores
servicios de salud del mundo, como Suiza, Francia e Italia, y se acerca a los
peores, como Chad, Somalia y Etiopía.
Los patriotas dirán “hay que ayudar cambiar a las cosas, a poner un
granito de arena para arreglar las cosas malas de este hermoso país”. Por
favor, quisiera que me dijeran qué puede hacer uno ante la negligencia, el
desdén y la corrupción con los que se maneja la salud en Colombia, díganme qué
puedo hacer yo, un simple ciudadano para mejorar la situación de la gente que
todos los días lucha con la burocracia, que todos los días vuelven derrotados a
sus casas por la negación de prescripciones. Por favor enséñenme el camino del
cambio, el camino para volver la salud colombiana un derecho equitativo y
digno.
Mientras recibo las indicaciones
para ayudar a hacer de éste un país “mejor”, seguirán muriendo personas en las
salas de urgencias, mientras el gobierno nacional, departamental, distrital y
local se olvidan de éstos casos, y muy seguramente premien a los médicos con
aumentos de sueldos. Seguirán las personas poniendo tutelas, seguirán los
médicos recetando Acetaminofén, seguirán las enfermeras negando servicios por
falta de carnet. ¿Cómo podrán dormir los encargados de todas esas muertes?
Acá la salud empezó a empeorar considerablemente con la Ley 100 que promovió Álvaro Uribe. Los médicos no es que ganen tanto, Uribe también los jodió (habrá especialistas que si ganarán un resto).
ResponderEliminarEn todo caso mientras el sector privado esté manejando la salud, no dejará de ser un negocio y los derechos de los colombianos poco importarán porque dejarían de ganar. Que asco.