HISTORIAS DE ESTA LETRINA

Historias de ésta letrina

miércoles, 1 de febrero de 2012

DOMINGO EN LA MAÑANA

Domingo 9:00 am, para muchos la hora de dormir, para otros la de salir a ciclo vía. Sales por el periódico de tu papá, por los tamales del desayuno y por el primer Mustang del día. Con los cortos bien puestos, la sisa roida y los pisahuevos, te dispones a caminar las 2 cuadras que separan tu casa de la zona de tiendas. Ves a lo lejos una romería de mas o menos 30 personas, agolpados todos en un anden de 2 metros. No sabes que pasa, no lo sospechas, solo caminas, con un poco de resaca del día anterior, con los recuerdos confusos y sin un peso sobre la mesa de noche.




Te acercas un poco más, prendes el cigarrillo y empiezas a escuchar una música que ya habías oído, un ritmo casi hipnótico mueve la gente en la calle, que frente a un garaje, parecieran frustrados por no estar dentro. Y ahí recuerdas todo, vives en el barrio con mas iglesias cristianas por metro cuadrado. Recuerdas que a las 9 de la mañana de todos los putos domingos oyes la batería desafinada empezando todas y cada una de las canciones que se tocan allí (excepto por las que empiezan con organeta, que son muchas menos). Abruptamente todos levantan sus manos, cierran los ojos, unos bailan, otros gritan las letras casi infernales de aquellas melodías, y tu, con tu cigarrillo, llegas al garaje, que esta de par en par, con unas 50 sillas Rimax, un grupo de "rock" cristiano trepado en la tarima y un pastor animando la gente.

También recuerdas que a la vuelta de esa iglesia hay otra, y que 5 cuadras hacia el oriente hay una más, tres veces más grande, con 3 video beams, sonido periférico y celador para cuidar los carros de los fieles. El sonido se hace más fuerte, insoportable, solo puedes caminar más rápido, tratas de llegar a la tamaleria pronto, comprar los tamales y volver a la casa, para no salir nunca mas.

Pasas la primera prueba, compras los tamales, solo falta el periódico y acabas aquel infierno. Pero malas noticias llegan; ya no hay mas periódicos en la droguería, te toca caminar dos cuadras mas a otra. Y vuelve un recuerdo más, una cuarta iglesia cristiana se vislumbra a lo lejos, en un segundo piso, arriba de unas cabinas de llamadas. Maldices tu día, pero emprendes el camino, esperando que la misa se haya retrasado por lo menos diez minutos. La suerte no te acompaña y como es costumbre, el culto ha dado inicio; el pastor grita de forma desesperada, tratando de hacerse entender y creyendo que su mensaje se multiplicará más rápido si su tono de voz es más alto.

Compras el maldito periódico, y empiezas a caminar de regreso. Vuelves a ver el garaje desde la otra acera, el grupo musical sigue con su espectáculo, y la gente sigue convulsionando extaciada por el mensaje que dios les está dando en clave de sol. Caminando recuerdas aquel día que una anciana evangélica te increpó en la calle por tener una camiseta de Misfits, recuerdas también que contuviste tus labios para no hecharle la madre. Sabes que todo es mentira, que esas iglesias no le dan salvación a la gente; ni esas ni ninguna, y te sientes aliviado por no ser parte de esa maquinaria que trabaja todo el tiempo por la comodidad de sus líderes. Volteas a mirar hacia la gente, con algo de lastima y asco, escupes en el pasto y entras a la casa.

Horas mas tarde escuchas una canción que te da la razón, que te dice que todo aquello que cada semana ves es una contradicción a la vida, a la libertad y la autonomía. Cantas la canción como gritandosela a los zombies que viste, sabes que nunca entraras a un lugar así y que impedirás que los más cercanos a ti lo hagan. Rock y religión es contradicción, y eso nunca cambiará. Sabes que personas alrededor tuyo viven en aquel mundo, y no puedes hacer nada al respecto. Si quieren entregar el dinero que con tanto esfuerzo ganan a un hijueputa que solo grita dos horas los domingos y se la gana fácil, bien por ellos, pero sabes que nunca patrocinarás aquella explotación.

El día termina, ya olvidaste todo y duermes tranquilamente, pero en tu interior sabes que el próximo domingo lidiarás con lo mismo o algo peor. Algún día pondrán una iglesia cristiana al pie de tu casa, te despertarán a las 9:00 am los domingos y terminarás comprando una granada y arrojándola en la mitad de la iglesia, a las 10: 00 am, en la plenitud de los cánticos, te reirás segundos antes de la explosión y morirás por los escombros que caerán en tu cuerpo. Empieza a ahorrar.

1 comentario:

  1. Que pesar que usted no asista, no nos encontramos en Felicidonia

    ResponderEliminar