Si uno no domina un tema, no tiene por qué opinar al respecto. Es de simple lógica; siempre habrá alguien que sí lo domine y lo hará quedar mal a uno. Lo mejor es confesar abiertamente la ignorancia en un campo específico, primero para no pasar vergüenzas, y segundo, porque siempre habrá alguien que le enseñe a uno algo por lástima, para que la próxima vez que esté en una conversación del mismo tema pueda opinar algo.