LO QUE ME GUSTA

Los blogs que he publicado han sido de cosas que realmente me molestan o que simplemente no deberían existir por el ridículo que causan. Los pocos que me leen me cuestionan si soy conforme o feliz con algo en el mundo. Mi respuesta es sí, existen cosas que me causan gran placer, y que tal vez, para otros causaría aversión. Inicialmente, me encanta ver a los hombres cuando se caen en la calle; las mujeres usualmente me producen una simple sonrisa, pero cuando se trata de un varón saludable, y de preferencia que esté caminando con ganas de llamar la atención, genera en mí carcajadas incontenibles, que en un par de ocasiones me han hecho merecedor justo de un putazo. Cómo nací cobarde, he dejado de reír ante el improperio en mi contra, pero segundos después retomo tan magna labor.




Otra cosa que me causa gran alegría es ver dos perros pegados, que realmente son un perro y una perra (para el que aún no lo sabía). De niño no comprendía el origen de ese suceso, ni con qué fin dos perros acercaban tanto sus anos hasta quedar unidos de forma mágica. Hoy me rio de eso, no tanto por la situación cómica, sino de recordar mi asombro cuando se adherían los canes.

Me gusta levantarme enguayabado los domingos, bajarme un advil rojo y seguir durmiendo hasta las 4 de la tarde. Me gusta que Atlético Nacional pierda y que los defensas centrales hagan autogoles. Me gustan los días lluviosos cuando las mujeres salen a la calle en minifalda y tacones. Me gusta ver peleas en la calle, correteadas a ladrones en San Andresito, chucaros aguantando frio en el estadio y las busetas cuando lo llevan a uno a toda mierda.

Me gusta que Stalin Mota no triunfe en el fútbol (aunque si lo haga consumiendo marihuana en el barrio bogotano donde se crió). Me gusta que los estudiantes marchen, pero no que se caguen tiendas de gente humilde. Me gusta el Mustang azul, los fósforos el rey, ver fútbol los sábados por la mañana y escuchar los gatos en los tejados. Me gusta escribir, así la gente pienso que soy un adolecente escribiendo un diario, y así no lo sepa hacer bien. Me gusta tocar con Los Peyes, así nunca recibamos un centavo; porque la música no se debe crear con fines monetarios.

Me gusta sentarme en la montaña de pasto de mi antiguo barrio a tomar cerveza con mi parcero hasta el amanecer, me gusta encontrar amigos que no veo hace mucho tiempo, escuchar el pulso del fútbol y almorzar frio. Me gusta ver las cagadas de los gamines en los postes, los buseteros peleando con sus colegas, encontrar en algún cajón una moneda de mil pesos, las hamburguesas afuera de Rock al Parque, robarme los esferos y la lucha libre. Me gusta tener un amigo que ya está casado, y no lo hizo por embarazar a la novia.

Me gusta andar en moto y voltear a mirar los transmilenios repletos de gente. Me gusta mi novia y me gusta escribir blogs, así no sean de una calidad envidiable.  Me gusta escribir, porque soy muy cobarde para decirle las cosas en la cara a la gente, pero las publicaciones me permiten regarme a mis anchas en contra de casi todo. Seguiré escribiendo.