HISTORIAS DE ESTA LETRINA

Historias de ésta letrina

martes, 30 de abril de 2013

LA IRA



Los que recolectaban las firmas para la destitución de Petro se emputaban cuando alguien les decía que no quería firmar, como si uno tuviera la obligación. Aparte, se despachaban en improperios “por eso el país está como está”. Qué van a saber de política esos hijueputas que recogen las firmas, si son unos bachilleres que no saben qué van a hacer con su vida.






También se emputan cuando lo llaman a uno a ofrecerle seguros de vida, o suscripciones a revistas internacionales. Dos veces me han dicho por teléfono  que soy uno de los 32 afortunados ¡en toda la ciudad! que va a recibir una suscripción al New Yorker gratis, que sólo tengo que pagar el flete desde Estados Unidos, una insignificante cuota de $95000 al mes. Las dos veces he insistido que no me interesa, y las dos veces casi que me putean por negarme a recibir ese beneficio. 

Se emputa el busetero cuando uno le paga con un billete de 20 y él no tiene vueltas, como si fuera obligación de uno tener sencillo. Cuando uno le paga a un taxista con uno de 20 la excusa es “es que acabé de salir”. ¿Y a mí que putas me importa que haya acabado de salir? No es mi culpa que usted sea un guevón que no prevé que la gente puede tener billetes de $1000 o de $20000. “Uyyyy amigo ¿no tiene mas sencillo?....le quedo debiendo $500”. Vaya uno le diga eso al busetero, o al taxista, que le queda debiendo $500, a ver si no lo bajan de automotor a pata. Lo dicho, la ley del embudo.

Se emputa el ex presidiario que vende gomas en los buses, cuando nadie le compra. No solo se emputa y tilda la gente de tacaña, sino que en algunas ocasiones amenazan con robar. “Si yo quisiera estaría robando en las calles o en este bus, pero prefiero ganarme el pan con trabajo honrado”. Nunca dude que ese tipo está en capacidades de despojarlo de sus pertenencias en un abrir y cerrar de ojos.

Se emputa la señora que le toca de pie en el bus o en Transmilenio. Empiezan con las rodillas y con el bolso a empujar al hombre que esté ocupando la silla que esta frente a ella. Se empieza a quejar, a gemir, a joder. “Uiits, tseñor, tenga más cuidado que no lleva marranos…..juumm, ya no quedan caballeros, todos los hombres sentados”. ¿Ella cómo sabe en qué condiciones físicas o motrices se encuentra el joven que está sentado? ¿Quién puede asegurar que no está cojo o “tronchado”, o simplemente exhausto? Yo por eso me hago el dormido, para no aguantármelas.

Me emputo yo con casi todo. Me genera la misma ira ver que aún se transmite También Caerás, o cuando alguien bota basura en la calle. Me emputa que la gente saque a cagar al perro y no recoja la mierda, me emputan los trancones que se arman por los carros mal parqueados. También me emputa que cada vez es más difícil pedir ayuda en la calle a la gente, por ejemplo, con una dirección. No los culpo, la inseguridad es tan grande, que es mejor salir corriendo cada vez que alguien le pide horas a uno. Con todo eso, Bogotá sigue siendo la mejor ciudad del país. Lo malo es que haya tanto hijueputa viviendo acá.

3 comentarios:

  1. jajajajajajaja lo mejor es como termina... es tan cierto!

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  2. Eso me recuerada a Edward Norton
    http://www.youtube.com/watch?v=X2Iw0nxFsRc

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    Respuestas
    1. No conocía esa película, muy buen monólogo, gracias!

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