
Luego de unos meses descubrí la
razón por la cual, por lo menos dos veces al mes, estuve publicando en el blog.
También me di cuenta que es la misma razón por cual duré 3 meses sin ganas de
escribir. Renuncié, y fue la mejor decisión que he podido tomar en mi vida. Hoy
vivo sin un peso en el bolsillo, y me toca pedirle limosna a la gente para
comprar cigarrillos, pero ha valido la pena.